domingo, 2 de diciembre de 2012

ESA NOCHE...



Amanece y no han dormido. Les quedan unas horas, quizás minutos, para que esa puerta que ahora les mira de frente se cierre a sus espaldas y deje una habitación vacía aún con ecos de gemidos. Él la mira y sonríe mientras deja que le quiera:

- ¿Por qué cierras los ojos mientras me acaricias? - pregunta curioso.

- Porque después de tanto tiempo imaginándote, quiero aprenderte de memoria.

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