ESA NOCHE...
Amanece y no han dormido. Les quedan unas horas, quizás minutos, para que esa puerta que ahora les mira de frente se cierre a sus espaldas y deje una habitación vacía aún con ecos de gemidos. Él la mira y sonríe mientras deja que le quiera:
- ¿Por qué cierras los ojos mientras me acaricias? - pregunta curioso.
- Porque después de tanto tiempo imaginándote, quiero aprenderte de memoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario